miércoles, 4 de septiembre de 2019

El populismo, caso Pedro Sánchez


El populismo, caso Pedro Sánchez

El populismo ha tomado por asalto España. Una afirmación que, escrita al momento en que Pedro Sánchez logró un pacto para realizar una moción de censura y luego poder ser investido como presidente de España a finales de junio del 2018, resultó para muchos temeraria. Dadas las características y la coyuntura actual de la política española (septiembre del 2019) y dado lo controvertido que puede resultar tal afirmación para un político (Pedro Sánchez) respaldado por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), es necesario exponer argumentos consistentes y que además puedan ser contrastados a la luz de los últimos acontecimientos. Esta realidad me permite, esto escribo con pesar, volver a la afirmación de hace un año sin ningún temor. El populismo ha tomado por asalto una moderna democracia europea.
La RAE define el populismo como la «tendencia política que pretende atraerse a las clases populares» y las ciencias sociales como «una ideología que se basa en la diferenciación y la posición maniquea (la filosofía que reduce la explicación de la realidad a dos principios opuestos) entre “el pueblo” (que es visto de forma positiva) y “la élite” (concebida como una forma negativa)».
Esta forma de hacer política -el populismo- debe ser separada de ideologías ordenadas -el Comunismo y el Fascismo poseen técnicas similares en cuanto nos referimos a la forma de la toma del poder y la administración del gobierno; pero estas -ideologías- no se ocultan bajo un zurcido manto democrático. Por esto y aunque parezca contradictorio, existe el populismo de izquierda -aquella que siguiendo la teoría Marxista acepta la dicotomía pueblo-élite definiendo pueblo como la clase social explotada y a la élite como la clase social explotadora-; y el populismo de derecha -aquella que concibe al pueblo por una característica biológica o cultural que la hace superior pero que dado un contexto político especial se encuentra bajo el yugo de una élite que se encuentra en el poder-.
Es esta oposición maniqueísta la que predomina -en los movimientos populistas- como técnica de seducción electoral. Técnica que se convierte en aún más importante que las raíces ideológicas mismas, no importando si estás son de izquierda o derecha, pero que en sus extremos tienen en común su oposición abierta a la democracia liberal -a la que se culpa de todos los males posibles- y que se convierte en una posición que deja una estela clara que permite identificar este tipo de movimientos políticos. Creo, sin embargo, que es necesario añadir dos elementos que han sido minimizados al momento de concluir esta identificación -en diferentes realidades nacionales e históricas y donde la diferencia izquierda derecha todavía predomina- para los análisis teóricos.  
El dinamismo militante. Una vez establecida la negación -señalado el enemigo: el Imperio, la Unión Europea, los inmigrantes, la casta, el pantano de Washington o de Génova, la extrema izquierda o la extrema derecha, etc- se ofrece una afirmación que se traduce en soluciones fáciles para problemas complejos que aquejan a la sociedad. Problemas que pronto serán solucionados por políticas de “sentido común y/o patrióticas”. Una serie de soluciones que para ser implementadas necesitan una serie de acciones -solo desde el poder- que garanticen conducirán al “pueblo” a un lugar que se le ha negado o robado. Para llegar a esa meta se necesita rendirse a un dinamismo militante sostenida por una renovación de una fe “perdida”, en este caso, en la democracia que hay que renovar/transformar para adaptarla a la nueva utopía. Cuando solo se pronostica el mal, no son los razonamientos los que pueden devolver la fe a quienes desesperan de todo, sino solamente la pasión. Por eso, todos los populismos, se encuentran en una eterna campaña electoral. Esta eterna movilización provoca y requiere de una militancia comprometida con lo pragmático de los resultados que al final deben sobreponerse a cualquier tipo de valores y principios. Es entonces cuando se justifican los propios actos y se requiere de la fórmula de Jünger que al final se convierten en el real programa político “devenir vale más que sobrevivir”. Pero esta fórmula significa identificar la corriente de la vida en el nivel más bajo y contra toda realidad superior. Rosenberg termina esta identificación al referirse a esta manera de devenir como “el estilo de una columna en marcha, y poco importa -al final- hacía que destino y para qué fin esta columna está en marcha”. La verdadera lógica de este dinamismo, al final, es la derrota o el caminar de conquista en conquista o de enemigo en enemigo. Aquí los valores sucumben ante lo pragmático.  El logro de la meta requiere esfuerzos sobrehumanos.
El único guía. Para poder mantener cohesionado una militancia ferviente el populismo necesita de un único guía. Aquel ser que encarne las ansias de reivindicación de un pueblo sometido y al mismo tiempo señale el camino correcto.  La eterna discusión sobre qué aparece primero, el dirigente político o la coyuntura que da valor a este ser, me parece desvía el punto sobre lo esencial dado que ambas realidades solo se materializan en una eterna dialéctica. La discusión esencial radica en identificar este “tipo” de guía ya que será éste quien defina el “estilo” del movimiento sobre el que se construirá el nuevo relato. Un relato que se basa en el cinismo. Hanna Arendt en su origen del totalitarismo describe este proceso con maestría.  "En un mundo siempre cambiante e incomprensible, las masas habían llegado al punto en que, al mismo tiempo, creerían en todo y en nada, pensarían que todo era posible y nada era cierto... Los líderes de masas totalitarios basaron su propaganda en la correcto suposición psicológica de que, bajo tales condiciones, uno -el líder- podría hacer creer a la gente las declaraciones más fantásticas y confiar en que si al día siguiente se les da una prueba irrefutable de su falsedad, se refugiarían en el cinismo; en lugar de abandonar a los líderes que les habían mentido, -sus seguidores- protestarían diciendo que sabían desde el principio que la declaración era una mentira y que admirarían a los líderes por su astucia táctica superior". Nuestro tiempo ha vuelto a esa coyuntura donde Stalin y Hitler -a quienes se refiere Arendt- se hacen reconocibles no en el pasado, sino en premoniciones de un posible futuro. Pero, es este cinismo actual que sin pudor alguno se ha convertido en método político. Un método que, en democracias como la española, todavía es rechazada por una mayoría. Pero ahí radica el peligro, un poco de carisma puede ayudar a convencer a la mayoría de rebajar el cinismo a algo banal. Esta banalidad es el germen, la fuente donde nace cualquier totalitarismo.  Boris Jonhson proclama que, como táctica general de vida, “es normalmente rentable el dejar deslizar que uno no sabe de un tema, ya que dar la leve impresión de que uno pretende de forma deliberada no saber del tema -y aunque en realidad uno no sepa nada- hará que la gente no pueda diferenciar entre si uno sabe o no”. En esta época, donde los políticos repiten los principios de la democracia hasta vaciarlos de contenido, uno ya no se puede asombrar de lo asombroso; solo queda lo cínico. Por eso, una inocencia calculada logra convertir una técnica terrible en digerible para la masa. Con semejante técnica, además, se puede reconstruir la realidad a la medida de las necesidades del guía que cínicamente, además, se declara el único ser honesto. Las mentiras, hoy, son tan descaradas que hacen dudar de la realidad visible, comprobable; pero que en la voz del único guía -más aun cuando este las “escribe” desde el poder- se convierten en “la verdad” que debe ser sostenida por un séquito intelectual y una militancia adoctrinada. Cuando los intelectuales y políticos se rinden y aceptan estas formas, cuando el Gleichscgaltung (adaptación al nuevo régimen) se convierte en la norma, una democracia solo tiene un final posible; su destrucción.
Cabe recalcar que no comparo a ningún líder populista y mucho menos a Sánchez con Hitler o Stalin, sus actos no se acercan a la crueldad y terror que estos líderes totalitarios ejecutaron; comparo a los populistas actuales con los líderes que precedieron un periodo tan oscuro en la humanidad, aunque en algunos países esta oscuridad no se hace tan lejana. La democracia, no solo en España, en este tiempo, todavía presenta batalla y es ahí la importancia de recordar lo que ya se ha -con horror- vivido.
Pero hoy, es la Verdad -en este contexto político- quien esta imputada y debe demostrar su inocencia. En términos más simples, es el tiempo en que la razón pesa menos que las ansias de poder, aunque esta -ambición- se camufle en postulados y sistemas teóricos estructurados. Así, ya no es extraño ver a Donald Trump que se declara liberal en lo económico usar técnicas proteccionistas; no es desconcertante comprobar que Evo Morales que se autoproclama protector de la madre tierra y socialista, legalizar la quema de los bosques para ampliar esa necesidad “capitalista salvaje” de crear riqueza a toda costa. Lo importante es que el único guía -aunque este solo sea la cara visible del movimiento militante que pretende o se aferra al poder- sostiene el nuevo relato al que, primero su partido y luego la sociedad entera, debe ceder.
Así, una democracia infectada por un virus que la ataca desde dentro, se encuentra agonizante. El principio -uno de los pilares de la democracia liberal- basado en que el ser humano es corruptible, por lo que precisa de unos contrapesos en el poder -donde los conceptos legales técnicos se sobreponen a la ambición personal o grupal-, es catalogada por los populismos como ineficiente para sostener una democracia asediada por una amenaza “claramente” identificada. La consecuencia inmediata es la aceptación que las instituciones no son contrapesos de poder, son en verdad lastres que deben ser arrebatados para poder combatir con eficiencia a ese enemigo. Aquí, la democracia liberal -que ha elevado a dogma la aceptación del que el “cliente-votante” nunca se equivoca- se enfrenta a un virus que la enferma desde su mismo sistema de defensa; elecciones.
El populista cuestiona los principios de las constituciones -que es diferente a plantear modificaciones puntuales que la actualicen- argumentando que incluso estos -los Principios- pueden ser llevadas a votación si es el “pueblo” el que lo pide. Sin embargo, dichos Pilares son la representación política de consenso -los fundamentos- sobre la que se sostienen el edificio de la democracia; sin estos fundamentos la democracia no se actualiza, se convierte en otro sistema político. Si una mayoría pretende lograr que se norme la ablación (circuncisión femenina) o que se establezca un único partido, esta propuesta debe ser rechazada por aquellos que creen en la democracia ya que no solo se estaría cambiando una norma; se destruiría un Principio de la democracia sin el cual se empieza un recorrido hacía el campo de concentración.
Y aquí seguro se cuestionará mi afirmación de hace un año. ¿Se puede acusar a Pedro Sánchez, incluso al PSOE, de ser populistas? Más de 100 años de historia son muy difíciles de cuestionar es cierto, pero no se cuestiona esta historia, se alega contra el presente. Pero Pedro Sánchez, es realidad un mejor ejemplo, dado su estilo diferente de otros líderes populistas que asumen lo ordinario y lo inculto como necesidad para ser entendido por las masas. Y el presente político del PSOE muestra al actual partido de gobierno en España y su presidente con las características inequívocas de un populismo, si se incluyen los dos aspectos que menciono párrafos arriba. Pero es este grado de sutileza, de astucia en el relato y los actos que debe ser denunciado ya que representa un peligro mayor. El partido Republicano -con tanta historia democrática también- sigue este proceso de degradación y, ya pocos dudan que sus seguidores son más “banane republicaner” bajo el dominio de Donal Trump que seguidores de un partido que atesora principios democráticos. Una parte del partido conservador en Inglaterra se ha rendido a Boris Johnson que asume que el sistema de cooperación, construida después de las matanzas de la segunda guerra mundial, perjudica a la nación. Así que la historia grande de un partido político no es suficiente garantía cuando se lo ha infectado de populismo.
Y Pedro Sánchez, sin duda alguna, ha cambiado al PSOE que construye un nuevo relato que eleva la fórmula -devenir (del ego) es mejor que sobrevivir- a un estado latente. Su libro -escrito mientras es presidente en funciones- tiene el llamativo título de Manual de la resistencia.
Un devenir que se rastrea en actos puntuales. Para lograr la moción de censura y luego la investidura de Junio de 2018, el líder del PSOE prefirió asumir el relato de Unidas Podemos -partido tildado de populista- para convencer. En ese entonces, Sánchez, hablaba de: Presupuestos dignos; de los brazos abiertos a los buques que rescataban migrantes en el mediterráneo; de una época de regeneración donde las instituciones no fueran absorbidas por el partido de gobierno; teorizaba con una nación de naciones. Una vez en el poder: se contabilizan como éxitos propios los logros alcanzados en parte por unos presupuestos que fueron consensuados por el PP y el PSOE califico de inmoral en su momento; los brazos ya no permanecen abiertos; se mete mano en las instituciones de todos, RTVE y el CIS muestran cada vez más parcialidad con las necesidades de Sánchez; se pacta -en secreto- con los partidos que alientan el separatismo mientras se grita que ellos -los del PSOE- apoyaron al PP para aplicar el artículo 155 para luchar contra estos mismos partidos; se utiliza la memoria histórica para promover el nuevo relato donde solo existió un partido que defendió y construyo la democracia. La ideología o la coherencia siempre supeditadas al poder. Un año después, los postulados prestados de Podemos y que ayudaron a convencer -aunque se los mantiene cuando es necesario- son denunciados como extremistas. Y esta denuncia, como jugada política, sirve para justificar el no realizar una coalición de gobierno con un partido con similitudes ideológicas y con los que incluso ya pactaron unos presupuestos para la nueva legislatura. Por este deseo de hegemonizar la izquierda y luego avanzar, y no necesariamente por lograr políticas de izquierda, es que devela de forma más clara el tipo de movimiento que Sánchez dirige. Un deseo que se puede resumir en la frase dicha por el dirigente socialista en la última cesión de investidura “UN gobierno coherente y cohesionado, no dos gobiernos sr. Iglesias” La cohesión no está en el programa o los intereses del pueblo, está en él y su partido, aunque se proclame lo contrario. Si fuera únicamente lo pragmático lo que lleva a Sánchez a enfrentar a Unidas Podemos. La energía empleada, los argumentos expuestos tomarían un tono -sin pretender destruir- diferente; un tono que por ahora -hasta que estos se conviertan en peligro por el poder- se emplea con los demás. No solo se pretende, al parecer, destruir a su socio preferente y así cohesionar en sí mismo el liderazgo de la izquierda, asumiendo empero, posiciones que en su tiempo fueron las propuestas de la derecha -no hablar fuera de la constitución con los separatistas (mariano Rajoy) o que el problema de Cataluña no es un problema con el estado central es un problema de convivencia entre catalanes (Ciudadanos)- y así exigir la abstención de la derecha para lograr una nueva investidura. Pero se continua, después de las elecciones autonómicas y municipales del 2019 el PSOE -ganador- ha llevado este pragmatismo a toda la nación, ahora se pacta incluso con los sucesores políticos de ETA para gobernar. Aceptado el nuevo relato, pactar con los seguidores de aquellos que asolaron con bombas y muertos, no es un acto tan trascendental como enfrentarse a la derecha sobre los impuestos. Si hay que mantener el poder en las propias manos todo está permitido, la ambición de Sánchez es ahora la ambición del PSOE.
Es en este punto donde actos reconocibles -pactar con quien sea que lo lleve al poder, incluso los sucesores de ETA; reavivar la memoria histórica para recontar la historia; mentir cínicamente- se hacen “banales” ante “problemas más de fondo”. Es cuando los análisis teóricos sucumben o se convierten en teorías que blanquean el nuevo relato. Es mejor, argumentan algunos intelectuales apoyándose en lo pragmático, quitarle el campo de maniobra a Sánchez pactando con él para mantenerlo en el redil. Si sus acciones se deben a un deseo de poder que es comprendido dentro de lo normal de todo político, es preferible obligarlo a no pactar con aquellos que han demostrado buscan destruir la democracia. Así, incluso, se puede hablar mejor de los impuestos. Lo acertado de los análisis de Hanna Arendt se deben, entre otras cosas, a que buscó entender la condición humana, la psicología del individuo en el poder como uno de los orígenes de sistemas que concluirán en el totalitarismo. Por eso, si para para entender a Pedro Sánchez se toma solo la ideología que lo diferencia de Bolsonaro o los aspectos psicológicos que lo distinguen de Trump, solo se realiza un análisis insuficiente.
Mariano Rajoy definió la candidatura de Pedro Sánchez a la presidencia en el 2016 como un bluf (el montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que luego se revela falso).  Así, el líder el PP develaba, en un discurso que parece muy actual, las acciones de Sánchez. “Ha estado usted -Sánchez- un mes improvisando programas” le decía Rajoy desde la tribuna y lo acusaba de “amontonar un par de ideas que suenan bien” para buscar un apoyo “con el único argumento de que otro no gobierne”. El líder del PP se mofaba de este y otro argumentos, de quien se presentaba a la investidura, aunque su partido -el PSOE- había sido segundo en la votación general, revelando la mentira que Sánchez pretendía hacer pasar por verdad “el señor Sánchez nos quiere hacer creer que quien ha ganado las elecciones no es el PP, es un tal señor cambio”. Ahora que ese tal señor ha llegado al gobierno con moción de censura avalada por otros grupos parlamentarios y luego de investidura solventada por los independentistas, este acaba de ganar las elecciones. Rajoy pudo develar la técnica, pero no impedirla.
En la nueva normalidad instaurada por Sánchez, los argumentos esgrimidos en ese tiempo por él mismo para evitar una investidura, ahora son una irresponsabilidad con la estabilidad del país.
Es importante también hacer notar, el populismo necesita de la masa, que el presidente en funciones, ha realizado consultas con las organizaciones sociales -consultas que Unidas Podemos ya realizó y cuyas conclusiones ya presentó al PSOE- para convencer ahora y en unas posibles nuevas elecciones a un electorado más amplio y no para satisfacer a PODEMOS. El posible jaque mate a Pablo Iglesias sobre un tablero demoscópico -se verá la reacción de Iglesias- demuestra esa habilidad que los líderes populistas poseen, la astucia. Esta astucia obligará a que si hay nuevas elecciones y las cuentas salen, Pedro Sánchez se abrazará a Iglesias (a ninguno le escocerá los insultos intercambiados en esta investidura) 
Por el momento ya se ve como una parte de la sociedad polarizada y desconcertada celebra y recibe como héroes a aquellos que salen de cárceles –miembros de ETA- donde han sido condenados por atentar contra los principios de la democracia, contra la vida de las personas. Dentro del PSOE, después de que este se convirtiera en el partido gobernante, las voces que cuestionaban conductas discordantes con la historia no populista del propio partido han sido rebajadas a murmullos que cada día que pasa -las encuestas lo muestran- valen menos.
En el nuevo Gleichscgaltung, se acusa -con argumentos ideológicos o pragmáticos- que aquellos que gritan o denuncian esta forma peligrosa de actuar, de blufear, no son racionales o lógicos. El no aceptar, arguyen, esta nueva normalidad -no pactar- solo demuestra una saña personal contra el líder del PSOE y su partido. De lo mismo -saña personal- se acusaba a unos cuantos opositores a principios de los gobiernos de Hitler, Trump o Evo Morales.

lunes, 31 de julio de 2017

NIFFF

NIFFF
Por: Milován España

Poco después de salir de la estación de trenes de Biel, con destino a Neuchâtel y donde me dirijo para participar del NIFFF (Neuchâtel International Fantastic Film Festival) el tren debe atravesar los 2432 metros del túnel de Vingelz, un túnel que para mí cruza una frontera que divide no solo dos regiones de idioma diferente en un mismo país, sino y sin hacer caso del mapa, dos mundos diferentes.
La ciudad donde cada verano se realiza el festival de cine, está ubicada a las orillas del lago que lleva el mismo nombre de la pequeña urbe. Un lago de grandes proporciones y que se encuentra situado en la región de habla francesa de Suiza.
En la región, la vegetación es mediterránea y las fachadas prefieren los colores claros y pasteles a los sobrios u opacos de la parte del país de habla Alemana.
Sin embargo, aún en los soleados y largos días del verano la penumbra llega y oculta la tranquilidad del lago. Es entonces cuando luces artificiales hacen evidente el castillo medieval que desde una colina, domina un centro histórico aún más antiguo. Las plazas pequeñas, fuentes antiguas, fachadas decoradas, parecen las locaciones propicias para una película de Darío Argento y alejan a la ciudad de historias de praderas verdes donde Heidi persigue nubes. Cerca de Neuchâtel no hay pistas de esquiar. En el centro histórico solo hay callejuelas cortas y sombrías, fachadas que intimidan o parecen esconder historias macabras, sucesos extraños o leyendas fantásticas.
Historias delirantes que se dan a conocer cuando en diez días de festival, estas se proyectan en forma de películas. Películas de realizadores que prefieren los detalles extremos de una historia con apariencia de común o la búsqueda de símbolos enraizados en una sique antigua, casi olvidada.
El festival fue fundado en el primer año del milenio por un grupo de estudiantes, siendo desde entonces que ha promovido el cine fantástico o sus subgéneros; haciendo especial énfasis en el cine de horror y asiático en los inicios del festival. Este año ha culminado su versión 17 siguiendo una política de apertura a realizaciones de otros continentes.
Según se lee en la página oficial de evento “El concepto de "cine fantástico" en el que se basa la programación del NIFFF abarca aquellas películas que trascienden la visión comúnmente aceptada de la "realidad normal" definida por las "leyes de la naturaleza”. Estas transgresiones pueden tomar muchas formas diferentes, que van desde la más espectacular a la más sutil. Formas que pueden introducirnos en mundos completamente imaginarios, alojando una duda minuciosa en nuestra percepción habitual de la realidad cotidiana”.
Algunas de estos filmes no solo han ganado algún premio del jurado internacional del festival o el reconocimiento de críticos o el público asistente; algunas de ellas ya se han convertido en obras de culto en el mundo entero.
El Premio del jurado internacional al mejor film H.R. Giger “Narcisse”, es la distinción más importante que se otorga en el NIFFF. La acreedora para este años fue la cinta “Super dark times” de Kevin Phillips, de Estados Unidos. Entre la lista memorable de ganadores se encuentran filmes tan importantes como: “Under the shadow” de Babak Anvari; “Trollhunter” de André Øvredal o las más conocidas a nivel mundial como: “The machinist” de Brad Anderson o la;28 days later” de Danny Boyle.
Otro premio importante que el festival concede es al, Nuevo cine de Asia. Siendo ganadora en esta versión del festival, el film “Trapped” del director hindú Vikramaditya Motwane. Aunque irremediablemente debe mencionarse títulos como las ya legendarias “Ichi de Killer” de Takashi Miike, o la hilarante “Hello ghost” de Kim young-tak.
Pero la lista de películas que han pasado por las pantallas del festival no puede prescindir de títulos que se han convertido ya en pequeños clásicos. Títulos como: la Neozelandesa “What we do in the shadows” de Jemaine Clement & Taika Waititi; la atrapante adaptación del manga “Zebraman” realizada por el director japonés Takashi Miike; la genial versión de la que se ha convertido en una de las mejores películas de vampiros de nuestro tiempo, “Let the right one in” del director Sueco Tomas Alfredson; “Antichrist” de Lars von Trier. Una lista que menciona solo algunas de las que han logrado una repercusión mundial y que deja de lado, de forma injusta pero necesaria por cuestiones de espacio, títulos muy importantes.
Para este año su fórmula de apertura e impulso de este tipo de cine ha añadido a la sección, Rusia extravagante que muestra filmes de este país, la sección Blood window y que muestra el cine fantástico que se realiza en Latinoamérica. Así el cine de denuncia social o político que parece ser la característica del cine Latinoamericano, en el Festival de Neuchâtel invita a una transgresión, tal vez, ya muy necesaria para la región. 
Es precisamente este tipo de transgresiones lo que cautivan a un público que prefiere un cine fuera de la gran industria. Realizadores que ven su arte amenazado en su originalidad cuando una producción de gran presupuesto impone las reglas de la industria antes que las del arte.  Reglas que en los festivales de cine, precisan antes que la película misma, el gusto por las alfombras rojas o las estrellas que escenifican escándalos ante una multitud de flashes. En el NIFFF, esta “realidad normal”, intimida.
Y aunque parece extraño, cerca de paseos o restaurantes que evocan la costa azul francesa, junto a playas que invitan a relajarse echados en una tumbona mientras se disfruta la bebida hit del verano; seres amantes del cine de género se encierren en salas oscurecidas a disfrutar una pasión diferente. Individuos que se congregan en parroquias abarrotadas de fieles enfundados en poleras que invocan cultos extraños o pantalones cortos sin marca.
Una de las principales salas del festival, “Temple du Bas” fue en un no tan remoto pasado una iglesia de la ciudad. En el presente y frente a un altar blanco, seres escondidos en la penumbra; glorifican secuencias perfectamente logradas, se maravillan de un plano artístico, aclaman la ejecución violenta del villano, se regocijan con la victoria de aquel que no se rinde al asesino, vociferan de éxtasis ante lo extremo de lo extraño, se enamoran de seres confundidos.
Pero el NIFFF es también una locación de nuevas posibilidades. No solo acuden proyectos cinematográficos concluidos sino también se realizan diferentes eventos que se preocupan de promocionar y entender nuevas formas que ayuden en la realización de proyectos en ciernes. Nuevas tecnologías se muestran, charlas especializadas convocan a aquellos futuros realizadores que están en la búsqueda de herramientas siempre necesarias. 
Es así que durante estos 17 años no solo se han presentado artilugios que ayuden con la animación o efectos especiales y que para el presente se han convertido en la norma de ciertas filmaciones; sino que también ha desfilado una legión de creadores ya reconocidos en el mundo exterior o semidióses en el submundo de lo fantástico.
En el 2014 G.R sedujo a un público que lo ovacionó con rabia. En el 2015 Michael Moorcock emocionó con sus crónicas de héroes. En el 2016, John Carpenter no solo converso con el público sino que divirtió como DJ de una fiesta que se asemejaba a un Halloween bajo una luna oscura.
Pero no es posible obviar a nombres ilustres que han asistido como invitados a versiones anteriores: Ray Harryhausen, Terry Gilliam, Dario Argento, Bong Joon-ho, así como el huésped de honor de este año, Miike Takashi.
El realizador japonés de películas clásicas como “Audition”, “Gozu” o la ya mencionada “Ichi the Killer” seguida por un exagerado largo etc., Enfrentó las preguntas del público con la tranquilidad que un occidental preconcibe de los asiáticos. Una de sus respuestas ha quedado en mi mente. Alguien decidió preguntar si él se imaginaba filmar en la región. “Sería genial ver salir del lago de Neuchâtel miles de asesinos yakuzas mientras helicópteros sobrevuelan la ciudad o tal vez solo un monstruo gigante; pero las aguas del lago son tan tranquilas que sería una historia… en lo menos, extraña” respondió con una sonrisa que parecía esconder algo terrible.
Es difícil de encontrar un set tan apropiado para un festival de cine que cuestiona la realidad que se nos hace cotidiana, una realidad que sin lo extremo o lo extraño de nuestra mente se asemeja a una ilusión que solo aprisiona.

Es tal vez solo un gusto por lo no “normal” que se repite en diferentes formas narrativas cada vez que se pagan las luces del teatro lo que me hace volver cada año al NIFFF; una normalidad que de forma extraña se distorsiona, cada vez que mi tren se adentra en el túnel oscuro de Vingelz.

miércoles, 25 de mayo de 2016

El destino del M.A.S

EL DESTINO DEL M.A.S.


“Es para no ser víctima de un asesino para lo que conciente uno en morir, si se vuelve uno asesino” J.C. Rousseau

El MAS tiene un origen más profundo que la simple ideología, aunque esta haya enamorado y juntado a dos de sus principales actores en un matrimonio que tiene un solo destino. El asesinato o el suicidio.

EL “OPRIMIDO” DE LA PROFECIA

Evo Morales es acción pura, que enmarcada en un movimiento que descree de cualquier fe superior, eleva la moral del sindicato; triunfo y venganza, derrota y resentimiento a un movimiento inagotable, donde el ser es hacer; por esta razón no se puede dejar de tener enemigos.
Dentro del panorama político nacional algo lo diferencia de los que lo antecedieron, él viene de la pobreza, es “originario” y acostumbrado a lidiar con la realidad de la pelea antes que con lo teórico, habla de lo que hasta ahora han olvidado los teóricos de izquierda que perdidos en peculiaridades siempre han sido contradictorios, él habla de lo esencial, de un nuevo “principio” para su pueblo. Evo no se diferencia solo por el color de su piel o la pobreza como muchos ingenuamente creen, sino en el “principio” nuevo que plantea y en las aplicaciones que de este principio se tendrá.
En contra de las profecías de Marx, los líderes de las “clases” oprimidas (también en Bolivia) han sido generalmente aquellos que no han sufrido “discriminación” ni la sequedad de la miseria. En Bolivia la mayoría han sido criollos (mestizos biológicos educados en los principios occidentales; comprenden más del Quijote, de Marx y hasta de Julio Verne que de lo que significaba “sagrado” durante el Imperio Incaico) aunque hubieran preferido (para ser coherentes) ser indios y pobres. Sin embargo, Evo Morales representa el ideal de la profecía socialista de izquierda, lo que enamora a los que creen en esta.

LA NOVIA PERFECTA

Salido de una familia criolla y que como muchos otros se han desclasado, negando sus orígenes por la ideología, Álvaro García Linera lidera un grupo de “socialistas” que siguen la lucha armada (siendo encarcelado por esto) para alcanzar el poder que garantice la construcción de la autentica “Iglesia de la Igualdad” donde no existan ni curas ni dioses, sino, la idealización de ese abstracto “ser humano” que un día en el porvenir, nuevo y hermoso reinara y “juzgará” en el fin de la historia.
Ha aprendido de Gramsci, que las clases dominantes no solo dominan al proletariado mediante el azar de la fuerza, si no mediante la hegemonía cultural sobre las clases dominadas. Siendo la hegemonía el “ejercicio de las funciones de dirección intelectual y moral unida a aquella del dominio del poder político”. Teórico impecable, Álvaro García Linera, se da cuenta antes de todos cual es el proyecto nacional que pueda articular un “bloque hegemónico”, la amalgama de diferentes clases sociales en torno a un proyecto que logre un sentimiento nacional (nacionalización de los recursos naturales), sabe también que Evo no es una mascara incoherente y desconocida ante el campesinado del país y su apoyo al nuevo proyecto nacional es indispensable. Las diferencias, en el momento del idilio o ante el enemigo común, no pesan hasta la desaparición de una o de ambas.
Encerrado en la “anodina” práctica de la crítica televisiva y la cátedra universitaria pero desde la que enamora no sólo a Evo Morales, Álvaro García Linera es rescatado de esa torre de marfil intelectual para luego concederle la “Prime nocte” de su apego a un partido político y así consumar su unión.
En su matrimonio son invitados también, los miles de criollos que, cansados de un país donde su hegemonía sólo los avergüenza, y que quieren sentirse no culpables emitiendo un voto castigo para reivindicarse, dejando en las manos del intelectual que han visto a través de la televisión (una imagen que acompaña su descanso después de una cena sin mucha sal), y que desean pueda lograr un porvenir de un país sin corrupción, sin bloqueos, con más empleos y mejor digestión.
           
LA CONCLUSIÓN

De esta unión nacerá una de las victorias más espectaculares ocurridas en democracia en el país. Pero el “porvenir” no se construye, para el MAS, sólo desde una reforma administrativa. La verdadera revolución debe empezar en algún momento. Y esta no tiene sentido si no es una afirmación en si misma, contraria a lo que niega (esa otra hegemonía de pocas familias). El nuevo “principio” definirá rápidamente las nuevas direcciones comprometidas con el “pueblo”, siendo por ejemplo, que una cholita, será siempre menos corrupta y más defensora de lo nacional que un criollo. O un compañero de trayectoria política “comprometida” tendrá más capacidad que un técnico o empresario para manejar la mayor EMPRESA nacional.
Esto chocara con el muro de la realidad (pero la culpa: de la inflación, la corrupción y la falta de capacidad para cumplir compromisos internacionales, la tienen exclusivamente aquellos que están en contra, nunca las propias acciones) entonces se dirá, que en verdad esto se debe a que si el ariete que con que embestimos contra el muro se rompe, siempre queda, culpar al ariete y a los que embisten con el, para empezar a construir uno más “revolucionario” todavía.
El porvenir en este caso se vuelve teorema “El muro podrá ser destruido cuando los hombres-adecuados construyan un ariete lo suficientemente fuerte,”
Pero  “para adorar por mucho tiempo un teorema, no basta con la fe, se necesita además una policía” (Camus) El  “principio” adquiere otro lenguaje que es comprendido como incoherente para aquellos que están fuera de la materialidad del discurso, está presente en quien lo dice y en quien sabe entenderlo. “Sólo con la fuerza del pueblo, con la unidad del pueblo boliviano podremos garantizar las transformaciones en nuestro país (puesto que) si no hay pueblo consciente (..) no se puede fácilmente garantizar los procesos de cambio" Evo Morales.
La “revolución democrática y cultural” que nos llevará a ese porvenir tiene la ventaja de poder ser fiscalizada en el presente, mientras el muro de la realidad puede ser oculto por pan o arroz importado y circo de bonos.
¿Pero y cuando hay muchos hombres no adecuados y que además debilitan el ariete? Ahí se deberá mostrar coherencia, y se tendrá que decidir entre el “porvenir” y la vida humana, entre el suicidio o matar “Será, entonces, cuando el problema no será resuelto por la aritmética si no por el calculo de probalidades, ante una futura realización de ideas, la vida humana puede ser todo o nada. Cuanto mayor sea la fe que pone el calculador en la idea, menos valdrá la vida humana, en el límite la vida humana ya no vale nada.” Camus
El destino del MAS obedece a los fundamentos enunciados, obedece a la búsqueda incesante y movilizada de esa nueva “alborada” que “inevitablemente” debe llegar en algún momento. Ahora sólo falta, después del 4 de mayo se verá, y que nadie se alegre con esto, que el gobierno proclame como Saint Just durante la revolución francesa y poco antes de que “el pueblo durante siglos oprimido” gozara, delante de una chorreante guillotina, la muerte de sus antiguos opresores “Un patriota es el que sostiene a la república en masa; cualquiera que la combata en detalle es un traidor” (Saint Just)









viernes, 20 de mayo de 2016

La verdad emboscada

La verdad emboscada



Lo ocurrido con Carlos Valverde es una constación triste de la situación actual del País.

Las ideologías que fomentan la eficiencia en la toma o la conservación del poder antes que la libertad, necesitan construir una realidad donde la mentira sea su coartada. Para encumbrarse en el poder, muchos casos históricos son prueba, buscan que: la envidia se apruebe, la agresividad se haga popular, el engaño se vuelva método político. Por esto, en un primer momento, alientan la desconfianza y generan el caos. Luego, cuando la verdad se hace difusa, cuando lo incoherente es la norma de conducta, cuando la mala fe se aprecia como virtud; lanzan sus consignas salvadoras, sus postulados mesiánicos, ofrecen su orden fabricado.

Muchos años en el poder crea alumnos aventajados, estos saben que la victoria se consigue cuando se admite su punto de vista, no que esta triunfe, sólo que se admita. Dentro de este marco, aquellos que “buscan” la verdad, se convierten en posibles instrumentos. En una sociedad trastornada, la que debe presentar pruebas de descargo, es la inocencia.

Carlos Valverde fue inconsecuente con el método que él dice proteger; “para ser periodista creíble hay que demostrar las noticias que uno difunde con pruebas reales”. Cuando demostró con un papel OFICIAL la existencia de un niño, comprobó su afirmación de la relación de una pareja. Al afirmar luego que el niño no existe, no nos muestra una prueba. Para esto hay una sencilla razón, no puede. Nadie, salvo autoridad competente y bajo procedimientos no viciados, puede negar un documento oficial, ni siquiera Carlos Valverde o García Linera.

Lo que preocupa de verdad, es algo que permanece difuso. Ya que en su última difusión, Carlos Valverde, en condicional; “parece” colocar a Evo Morales como víctima desprotegida, admitir su punto de vista.

Si otro grupo busca la silla presidencial y por eso ataca al presidente, como “parece” percibirse por lo expresado por Valverde, es una lucha de poder donde ninguno de sus participantes es víctima inocente.

Víctimas son quienes deben sufrir las consecuencias de esta lucha absurda que destruye las instituciones del Estado. Víctimas son hombres y mujeres que pese a su incapacidad física, deben arrastrarse durante semanas para mendigar una subsistencia calumniada. Víctimas son quienes, fruto de la desesperación ante el peligro de perder la fuente de ingreso que les permita llevar comida a sus hijos, hacen explotar sus manos.



Lo ocurrido con Valverde si es bien un caso emblemático no es único, es sólo la terrible verificación de lo cerca que estamos de un invierno enloquecido. Si se permite que la legítima búsqueda de la verdad pueda ser emboscada, las paredes de la justicia, ese precario refugio, crujen ante la arremetida de viento neurótico. Si estas caen, nadie podrá estar a salvo, aunque muchos lo disfruten.